Miguel Gallardo
Con la llegada de la pandemia diversos tipos de comercios han manifestado que han tenido una disminución en sus actividades y por lo tanto en sus ingresos. Otro ejemplo de ello son los negocios dedicados a la impresión de tatuajes.
Comentó Jazmín, quien trabaja en uno de los establecimientos, ubicado en el Centro de la ciudad, que todavía el año pasado se hacían varios, pero desde diciembre ahora pueden ser cinco o seis por semana.
“Tengo poco tiempo trabajando en este lugar, pero me han platicado que antes había mucho trabajo”, expresó la empleada, quien agregó que esto se ha dado a pesar de que cada vez son más las personas que gustan de ponerse un tatuaje.
“Creo que ahora es raro el que no tiene un tatuaje, porque aunque sea pequeño, pero muchas personas tienen uno”, aseguró.
Dijo que en el caso de las mujeres, éstas optan por ponerse figuras o frases más pequeñas, contrario al caso de los hombres, que prefieren dibujos más grandes. Ella muestra algunos y mencionó tener alrededor de 30.
La situación se ha notado a la baja, afirmó, ya que además se ha visto el incremento de estos negocios, de los cuales algunos son formales en algún local y otros informales instalados en casas de los tatuadores.
Con respecto a los tiempos para hacer uno y los costos, argumentó que puede ir de 20 minutos a un máximo de cuatro horas la tardanza. En tanto que el precio puede variar de entre 600 y 2 mil 800 pesos, según el trabajo realizado.
“Los lugares en donde más duele al ponerlos es en el pecho, rodillas, espinillas y codos”, señaló Jazmín.
Finalmente, agregó que de 10 personas que llegan como clientes, siete son hombres y tres mujeres.
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