El autodenominado Grupo Estado Islámico se adjudicó finalmente la autoría de la cadena de ataques perpetrados en Afganistán que dejaron al menos 14 fallecidos y más de una treintena de heridos.
Tres de esas explosiones tuvieron lugar en torno a las 18:30 hora local en la ciudad norteña de Mazar-e-Sharif y causaron la muerte de nueve personas. La mayoría de las víctimas de las explosiones pertenecían a la minoría religiosa chií, que en las últimas semanas ha sufrido numerosos ataques en varias ciudades de Afganistán.
Los tres atentados habrían sido causados con varios artefactos explosivos ubicados en tres vehículos que se dirigían a la ciudad desde aldeas cercanas. Apenas una hora después, otra explosión en una mezquita suní de Kabul dejó cinco muertos y más de 20 heridos.
Esta cadena de atentados ocurre en un contexto de creciente violencia en Afganistán, especialmente intenso durante el mes sagrado de Ramadán, cuando el país sufrió uno de los periodos más sangrientos desde el retorno de los talibanes al poder.
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