Katia Lemus Barajas
Ante la creciente ola de violencia que sufre el país, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús convocaron a una Jornada de Oración por la Paz por lo que el próximo domingo se realizará una misa especial, confirmó Fidencio López Plaza, obispo de la Diócesis de Querétaro.
Consideró que los asesinatos y desapariciones que diariamente se cometen en el país son un llamado de Dios a unirse para pedir por la paz.
“La sangre derramada de estos hermanos y hermanas es la sangre de Jesús que cae a la tierra para hacerla fértil y emprender un camino por la paz”.
Detalló que la celebración eucarística del domingo será para pedir por la paz de México y el mundo y los siguientes días, se celebrarán misas o se realicen oraciones comunitarias en lugares significativos que representen a todas las personas que han desaparecido o sufrido una muerte violenta, sean homicidios dolosos, feminicidios, activistas sociales o cualquier otra persona en situación de exclusión o vulnerabilidad.
«Ahí existe una herida que sanar y ahí está la fuerza que hoy necesita el país para construir la paz. Hacer memoria de la muerte y reserva resurrección de Jesús, en estos lugares, transformará el miedo en fuerza para construir la paz».
Otra acción que se realizará en las jornadas por la paz es que en las eucaristías del día 31 de julio se pida “por los victimarios», se ore por sus vidas y por la conversión de sus corazones.
“Nuestra apuesta es por el diálogo social para construir un camino de justicia y reconciliación que nos lleve a la paz. Queremos abrir horizontes de diálogo para construir la paz; recordarles a todos los sacerdotes, especialmente a los queretanos, de que estamos en el mes de oración por la paz promovido por la CEM, no bajemos la guardia en la oración por la paz. Además de que la diócesis queretana tendremos la semana por la paz del 22 al 28 de julio”.
Estas acciones también se realizan luego de que el pasado 20 de junio, el asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campo Morales y Joaquín Mora dentro de una iglesia, a manos de un cabecilla del crimen organizado en el Estado de Chihuahua, conmovieron a la sociedad, causando indignación entre los sacerdotes y obispos del país.
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