La Unión Europea dio luz verde a la venta de larvas de gusano en polvo, congeladas, en pasta y deshidratadas, así como de los grillos, que pueden venderse en polvo parcialmente desgrasado.
Para muchos europeos, la idea de comer insectos no es precisamente atractiva, sin embargo, ya son un manjar en los restaurantes de lujo de todo el mundo y forman parte normal y saludable de la dieta de países como México o Tailandia, por lo que han captado la atención de científicos y empresas que buscan sanear la agricultura y alimentar a la creciente población del planeta.
La cuarta parte de los gases que calientan el planeta con su contaminación proviene de la producción de alimentos cárnicos y lácteos. Las vacas y las ovejas eructan metano, un gas de efecto invernadero potente, y los agricultores arrasan los bosques para hacer pastos y cultivar soja, tres cuartas partes de la cual se destina al ganado. En ese escenario, los grillos fritos y las ensaladas de gusanos de la harina pueden desempeñar un pequeño papel para detener la muerte de especies y el cambio climático.
«Es un reto enorme hacer frente a la creciente demanda de productos ganaderos», afirma Tim Searchinger, director técnico del programa de alimentación del Instituto de Recursos Mundiales, una organización estadounidense de investigación medioambiental.
«Nadie se verá obligado a comer insectos», afirmó la Comisión Europea, sin embargo buscarán acelerar el cambio a dietas menos destructivas para el medio ambiente.
Entre el 35 y el 60 por ciento del peso seco de los insectos está constituido por proteínas. Los insectos son mejores que el ganado a la hora de transformar las calorías de su alimento en calorías en su cuerpo, se reproducen con rapidez y ganan peso rápidamente.
Fuente: DW
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