Durante días, migrantes asiáticos estuvieron encerrados dentro de un hotel en Panamá, rodeados de estricta seguridad y con contacto limitado con el mundo exterior.
Casi 300 migrantes de Asia, todos ellos deportados por Estados Unidos, fueron retenidos allí por las autoridades panameñas, que aceptaron acogerlos y, finalmente, repatriarlos.
Esto como parte de la campaña de deportaciones masivas de la administración Donald Trump, en la que ha presionado a países de toda Latinoamérica para que colaboren o los amenaza con medidas económicas.
Algunos migrantes han sido trasladados a un campamento remoto en el borde de una jungla al que pocos pueden acceder, dijeron los abogados que representan a algunos de los migrantes.
Ahora, esperan saber si serán enviados de regreso a los países de los que huyeron o a otra nación dispuesta a recibirlos, pero las condiciones a las que se han enfrentado son angustiosas y pueden haber violado sus derechos, dijeron los abogados.
Atrapado en un hotel y con poco comunicación
Los migrantes comenzaron a llegar a la ciudad de Panamá la semana pasada después de ser deportados de Estados Unidos. Algunos ni siquiera sabían que los iban a trasladar a otro país hasta que aterrizaron en Panamá, según el abogado Ali Herischi, quien dijo que “les dijeron que iban a Texas”.
Los migrantes fueron luego enviados al Hotel Decápolis y obligados a permanecer allí durante días sin salir.
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