Katia Lemus Barajas
La espera de miles de feligreses terminó este día que podrán recordar por el resto de sus vidas al ver materializado su sueño de la elevación de Santuario a Basílica Menor de la Virgen de El Pueblito, petición que alcanzó a ser aprobada por el Papa Francisco y validada por el recién electo Papa León XIV.
La espera que se alargó aún más cuando, como el juego del teléfono descompuesto, empezó a circular el rumor de un accidente en la Carretera 57 motivo por el cual monseñor Joseph Spiteri, Nuncio Apostólico demoró tres horas en encabezar la ceremonia eucarística de la elevación de rango.
A los poco más de 2 mil 500 feligreses no les importó aguardar durante ese tiempo pese a la inclemencia del tiempo y aunque la temperatura era de 34 grados, la sensación térmica alcanzó los 40 grados, situación que fue aprovechada por los vendedores de paletas, nieves y aguas quienes vendieron sus productos “como pan caliente”.
Para hacer más ligera la espera los 30 integrantes de la Banda Tradicional Tata Lázaro de la comunidad purépecha de Nurio, en Michoacán, tocaba en las inmediaciones de la Basílica algunas melodías como Caminos de Michoacán, Amor Eterno y el Sinaloense.
El tiempo pasó y finalmente arribó el Nuncio Apostólico, quien fue traído en en Helicóptero de Gobierno del estado hasta Balvanera, en Corregidora, quien fue recibido por monseñor Fidencio López Plaza, obispo de la Diócesis de Querétaro.
Desde que bajó de la unidad, que lo trasladó a la Basílica, el representante del Vaticano en México fue recibido con aplausos, globos y gritos de “bienvenido”, recibimiento que correspondió con saludos, bendiciones y sonrisas.
Durante su caminar, hasta el hoy Santuario, la gente le obsequió diversos objetos como recuerdo de su visita a Querétaro.
Para la celebración eucarística, uno a uno de los sacerdotes caminó hacia el altar quedando, casi al final, monseñor Fidencio López Plaza y el Nuncio Apostólico, Joseph Spiteri para cumplir con el proceso de elevación del asa rústico a Basílica Menor.
Como parte del protocolo, un sacerdote leyó la petición que hizo López Plaza ante el Papa Francisco y la respuesta que envió su santidad.
Con un emotivo mensaje, el representante del Vaticano en México se dirigió a los feligreses para que sigan en oración y unión.
Al término y con un fuerte aplauso se dio por terminada la ceremonia.
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