A sus 88 Años Platica que ha Visto el Crecimiento de la Ciudad

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  • Teresita dice que le gusta conversar “con todo mundo”
  • Es madre de 10 hijos que aún le viven
  • Asegura que procura alimentarse de manera sana

Miguel Gallardo

Se llama “Teresita” y nació en 1934, por lo que tiene 88 años de edad, lo cual asegura que no le es impedimento para caminar  y desplazarse de un punto a otro de la ciudad, ya que su apariencia es de una mujer sana a quien le gusta conversar con las personas.

Dice ser una de las pocas personas originarias de esta ciudad capital a la cual ha visto crecer desde aquel entonces, cuando los hombres usaban vestimenta de manta color blanco y ceñidor para sostener el pantalón. Mientras que las mujeres portaban sus vestidos y faldas largas y coloridas.

Además comenta que es madre de 10 hijos, de los cuales siete son de su primer esposo, mismos que nacieron “repartidos” en los estados de Nayarit y Jalisco.

“Mi primer esposo falleció a los 31 años porque le cayó un derrumbe de tierra cuando trabajaba. En ese tiempo ya teníamos seis hijos y esperábamos el séptimo”, platica “Teresita”.

Añade que esto sucedió en Tamaulipas, por lo que optó por regresar a la capital de Querétaro con sus padres quienes, asegura, no le dieron el suficiente apoyo a pesar de las condiciones en las que se vio obligada a volver a su tierra natal.

“Me gusta mucho estar activa; en las mañanas les doy de comer a mis gallinas, luego salgo a caminar y me gusta mucho venir al centro. Mi hija me regaña porque dice que platico con cualquier persona, pero siempre he sido así”, afirma la mujer de 88 años.

Comparte que uno de los principales hábitos que tiene es que procura alimentarse lo mejor posible, ya que en las mañanas se prepara un licuado con avena, amaranto y nuez, además de la fruta que come a diario.

“Esto era un pueblo y todos esos lugares a donde ha crecido la ciudad eran pura llanura o puros cerros, pero ahora ha venido mucha gente de otros lados”, recuerda “Teresita” quien a pesar de su edad muestra suficiente lucidez en la conversación.

Luego de pasar un par de horas en las jardineras del Centro Histórico de Querétaro para ver con quién puede charlar, toma su bolsa y parte camino a casa donde vive con una de sus hijas, no sin antes “advertir” que se dará “otra vuelta” para seguir con la plática en cualquier momento.

Newsweek

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