El presidente ruso, Vladimir Putin, destituyó al comandante de las fuerzas armadas rusas en Ucrania, Sergei Surovikin, para nombrar a Valery Gerasimov, actual jefe del Estado Mayor, quien encabezará la denominada «operación militar especial» en territorio ucraniano. Surovikin fue degradado como adjunto de Gerasimov.
Surovikin era conocido por sus brutales tácticas en anteriores conflictos como las operaciones rusas en Siria y los bombardeos a la ciudad de Alepo. Desde su nombramiento en octubre, se iniciaron los ataques a la infraestructura eléctrica y fue quien encabezó la retirada de la ciudad de Jersón, considerada como un éxito.
Por su parte, el general Valery Gerasimov es jefe del Estado Mayor ruso desde 2012, lo que lo convirtió en el militar en ese puesto con más años de servicio en la era postsoviética.
Esta “reorganización” militar se produjo en un momento en el que los rusos aseguran que se están logrando avances al este de Ucrania y después de sufrir varias derrotas en los últimos meses.
De acuerdo con especialistas militares, esta decisión va más allá del rendimiento en el campo de batalla de Surovikin, sino tiene que ver con un incremento en la influencia y poder que comenzaba a tener.
Sin embargo, el Ministerio de Defensa de Rusia argumentó que el reemplazo del comandante fue para tener «un contacto más estrecho entre las diferentes ramas de las fuerzas armadas y mejorar la calidad y eficacia de la gestión de las fuerzas rusas».
La última acción relevante del ejército ruso en Ucrania fue la polémica toma de la ciudad de Soledar, la cual, según el gobierno ucraniano, aún se mantiene en pie y no ha sido completamente invadida. El presidente Zelenski declaró que Rusia fingió la victoria absoluta en la ciudad ubicada en la región de Donetsk para generar una mejor imagen con la ciudadanía rusa y sigan recibiendo su apoyo.
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