Katia Lemus Barajas
María Hernández Sánchez, vendedora de tortillas de maíz huaruti, aseguró que con un poco de suerte podrá cenar un platillo caliente en Navidad. “Digo que con un poco de suerte porque si las ventas sigue como hasta ahora no sé si lo logre”.
Mary como le dicen sus clientes vende las tortillas por docenas en una de las entradas al merado del Tepe y con eso logra mantenerse pues desde hace 10 años quedó viuda y Dios no le dio la gracia de tener hijos.
“Desde que quedé viuda tengo que trabajar porque antes mi Juan era quien proveía aunque fuera tortillas y frijoles con chile”.
Recordó que a su marido no le gustaba que ella trabajara porque decía que era él quien debía mantenerla y ella tenía que permanecer en casa para tenerla bonita para cuando él regresara.
“No es que fuera muy machista, solo decía que yo no tenía necesidad de trabajar, que con lo que él ganaba era suficiente y pues sí, con lo que él ganaba nos alcanzaba para hacer las tres comidas y de vez en cuando nos damos el gusto de comer carne”.
Ahora, dijo, todo cambió porque su marido ya no está y ella está sola y si quiere comer pues tiene que echar tortillas a las cinco de la mañana para venderlas en el mercado.
“Si quiero comer tengo que trabajar y ahorita lo que más se me vende son las tortillas hechas a mano y sobre todo los fines de semana”.
Recuerda que por estas fechas su esposo ya le decía lo que quería para cenar en Navidad, pero ahora que no está pues ella tiene que trabajar para al menos medio cenar.
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