- Hay que levantarlos con gato hidráulico
- Otras personas mueren en posiciones “incómodas”
- Batallan crematorios por el volumen del finado
Miguel Gallardo
El tema de las personas obesas que pierden la vida se ha vuelto un problema para las funerarias, debido a que en ocasiones es complicado ofrecer un servicio con un ataúd que tenga las dimensiones y el soporte necesarios para colocar a la persona fallecida.
Con respecto al porcentaje de personas que llegan con sobrepeso, empleados de empresas funerarias mencionaron que se trata de un 20 por ciento aproximadamente y que, por cierto, la mayoría muere por enfermedades relacionadas con el mismo exceso de peso, como son: diabetes, derrame cerebral e infarto, principalmente, ya que el corazón se afecta por la grasa.
Esto fue comentado por algunos empleados de este tipo de negocios, quienes fueron entrevistados bajo la condición del anonimato.
Afirmaron que el costo aumenta, incluso al doble, porque han atendido casos de personas que pueden llegar a pesar hasta 220 kilos, por lo que se requiere ataúdes más grandes y por lo tanto el costo se duplica.
Un aspecto que es de llamar la atención, de acuerdo con lo expresado por los trabajadores, es que incluso hay crematorios que no tienen la capacidad para incinerar a personas muy obesas.
“Cada vez es más común atender estos casos y es un problema el asunto de las personas con sobrepeso”, explicaron.
Un empleado de funeraria platicó que en una ocasión le tocó atender un asunto donde el difunto pesaba 220 kilos, más el ataúd reforzado, y que a pesar del esfuerzo de 10 personas batallaron para levantarlo, por lo que tuvieron que utilizar un gato hidráulico.
Dijo que el ataúd para una persona con esas características cuesta 40 mil pesos aproximadamente en algunas funerarias, pero que en otras puede llegar a los 80 mil pesos, que puede ser un precio alto comparado con un servicio normal que es de 30 mil en promedio.
Existen casos, señaló una empleada, en donde enfrentan otros problemas como el que una persona fallezca en una posición doblada o encorvada debido al grado de rigidez que presenta. Esto les complica que sea colocada de una manera adecuada en el féretro.
“Una señora murió sentada en un sillón y además el ataúd no cupo dentro de la casa. Tuvimos que sacar el sillón con el cuerpo a la cochera para colocarlo en el ataúd y llevarla a embalsamar”, argumentó.
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