Estimado lector quiero iniciar esta columna con una anécdota de cuando estudiaba yo en la Escuela Libre de Derecho en la ciudad de México, ahí inicie mis estudios de Derecho en 1989 y termine en 1994; en pleno sexenio del presidente Salinas de Gortari.
En esa época, nuestro país estaba en un gran crecimiento económico, iniciaba el famoso Tratado de Libre Comercio (TLC) y los mexicanos nos estábamos sintiendo que, por fin, como dice el dicho, nos estaba haciendo justicia la revolución; y estábamos con una estabilidad económica, había trabajo y las perspectivas lucían muy prometedoras, claro todo esto se acabo con el famoso error de diciembre de 1994 que nos trajo a la realidad.
Por ahí de 1991 0 1992 yo aun siendo estudiante; un profesor nos pregunto en el salón: ¿Qué es lo que creen que necesita México para ser un mejor país? Nosotros muy inocentes, ilusos o tal vez inmaduros, nos pusimos a decir, más empleos; mejores salarios, incentivos a la tecnología o a las empresas, es decir todo era en relación con la economía o como impulsarla.
Después de todas nuestras opiniones el profesor nos dijo, “No señores y señoritas, lo que este país necesita primero es que su sistema de justicia sea confiable y que las leyes se apliquen, es decir tener un estado de derecho”. Nos insistió que de que sirve que alguien invierta en un inmueble si no puede hacer que un cliente moroso pague la renta o desaloje el inmueble o que si te roban algo el culpable pagara las consecuencias; es decir; ¿de que le sirve a usted tener mejor economía si alguien puede con la mano en la cintura robarle, defraudarlo o violentarlo y no le pasara nada?
Creo todos pensábamos que exageraba con eso del estado de derecho.
Ahora bien, que se entiende por un estado de derecho; pues vayamos a lo que la propia Secretaria de Gobernación de nuestro país define como estado de derecho:” Se refiere al principio de gobernanza por el que todas las personas, instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a leyes que se promulgan públicamente y se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia”
Conceptualmente el Estado de derecho contempla los siguientes puntos: 1) la estructura formal de un sistema jurídico y la garantía de libertades fundamentales a través de leyes generales aplicadas por jueces independientes (división de poderes); 2) libertad de competencia en el mercado garantizada por un sistema jurídico; 3) división de poderes políticos en la estructura del Estado; y 4) la integración de los diversos sectores sociales y económicos en la estructura jurídica.
Históricamente, el Estado de derecho apareció cuando en los estados modernos se luchó para que la personalización del poder del monarca diera paso a una organización política y administrativa regida por formas jurídicas establecidas con normas que la sociedad avale.
Bueno y que viene todo esto, pues a que, en nuestro país con este gobierno no existe el estado de derecho. Cuando el propio presidente de México llama a no acatar las leyes que no le son cómodas, por ejemplo, como quería que el presidente de la suprema corte se mantuviera más tiempo de lo permitido; buscó violando la constitución mantenerlo ahí a través de una ley inconstitucional; o como cuando a los niños no les da vacunas aludiendo excusas para no vacunarlos, que son violatorias del artículo 73 constitucional que establece el derecho a la salud de todos los mexicanos. O cuando su hermano recibe dinero de manera ilegal y lo justifica como aportaciones a la causa.
Para colmo y que me parece indignante es que la actual Secretaria de Educación, le robo a los empleados de la presidencia municipal de Texcoco parte de su sueldo y se lo entrego a Morena como “aportaciones a la causa” y el Tribunal Electoral resuelve que es un delito electoral entregar dinero a Morena de esa manera, pero no pasa nada. ¿y para quien era ese dinero? Pues para el propio presidente, es decir protegiendo a la inefable Secretaria de Educación; se está protegiendo a sí mismo
¿O que me dice de las denuncias contra Salgado Macendonio por violación? ¿O las acusaciones contra el inefable Pedro Salmerón, por acoso sexual? Y ahí el presidente en un caso dice no hay pruebas y en otro no hay acusaciones formales. ¿Entonces en qué quedamos bastan las acusaciones formales o no? Del apoyo a las mujeres ni para que hablar.
Con estas actitudes el presidente nos hace ver que no importan que robes, que cometas delitos electorales, que acoses a las mujeres o las violentes sexualmente, no, lo que importa es que me obedezcan ciegamente.
Es decir, la ley no se aplica a todas las personas o instituciones y menos aún a los protegidos del presidente.
Que razón tenia mi profesor sobre lo que le faltaba y le sigue faltando a este país.
Jaime M. Carreño abogado por la Escuela Libre de Derecho y maestría en Derecho internacional por Dalhousie University en Halifax Canadá. Aspiracionista y creyente en el estado de derecho como factor para un mejor país
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