La Marina de México fue parte activa en la manipulación y ocultamiento de pruebas en la investigación posterior a la desaparición de 43 estudiantes en el sur del país en 2014, así como en la construcción de la versión oficial del gobierno de entonces que resultó ser falsa, indicó el Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes (GIEI)
Este lunes, los expertos, nombrados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), presentaron un nuevo informe, el cual se basa en documentos y videos militares y de inteligencia que estuvieron ocultos durante seis años. Aunque el acceso a algunos registros fue bloqueado en ocasiones, finalmente fueron proporcionados gracias a la intervención directa del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El informe sostiene que al menos 12 marinos estuvieron operando en el basurero, donde el gobierno de Enrique Peña Nieto dijo que los estudiantes habían sido incinerados horas antes de que el lugar fuera acordonado y sin que esas actividades quedaran registradas en el expediente del caso.
Los expertos mostraron videos de un dron entregados por la Secretaría de Marina, donde la mañana del día del anuncio y casi seis horas antes de que se resguardara el lugar, marinos sacaron tres bultos de un vehículo e hicieron una fogata que pronto quedó apagada. Luego se ve a personas agarrar y tirar cosas en la parte más profunda de la hondonada. La Marina no explicó a los expertos el objetivo de esta actividad.
El GIEI concluye: “Tanto la zona alta como la zona baja del basurero eran de relevancia para la investigación por la posibilidad de que en ellas se encontraran distintas evidencias en balística, restos óseos, ropa, sangre, etcétera. Ambas quedaron seriamente contaminadas después de la presencia del personal de la Marina”.
También indica que el ejército realizó investigaciones que no compartió y conoció en tiempo real mensajes del crimen organizado sobre el paradero de algunos estudiantes, que no dio a conocer, pese a que pudieron haber sido vitales para localizar a los jóvenes.
Sin embargo, el informe no aclara el paradero de los estudiantes ni el móvil del brutal ataque. Sólo tres de los 43 alumnos han sido identificados a partir de huesos calcinados hallados en distintos lugares.
El informe presenta también nuevas evidencias de vacíos de información en momentos clave, aunque había un seguimiento de años de los alumnos de Ayotzinapa y de los delincuentes de la zona. Confirma que se crearon documentos falsos para “legalizar” irregularidades y detalla, por ejemplo, que la llamada anónima que llevó a la captura de quienes después confesaron haber asesinado y cremado a los jóvenes nunca existió.
Fuente: El Financiero/ El País
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