Miguel Gallardo
Luis Enrique literalmente hace malabares en la vida para poder sobrevivir, ya que realiza un oficio que ha desarrollado con el paso del tiempo y en el que ha tenido que sortear algunas situaciones con los automovilistas.
Y es que justo al momento en el que conversaba con La Opinión de Santiago, un guiador se pasó el semáforo en rojo cuando él hacía su trabajo. “Eso es de todos los días”, afirmó.
Dijo tener 24 años y ser originario de El Pinal del Zamorano, Querétaro, aunque deja ver su gusto por conocer otros lugares.
“Me he ido a Mérida y Puerto Progreso, en Yucatán, pero no pude adaptarme al calor húmedo”, mencionó Luis Enrique.
Este oficio del malabarismo, comentó haberlo aprendido de manera empírica y al ver a sus amigos que con anterioridad ya se dedicaban a este oficio.
“Tengo mi carrera trunca en la Normal de Texcoco, porque la situación está difícil. Pero este trabajo me gusta porque se ejercitan el cuerpo y los dos hemisferios de la mente; creo que se ejercita la coordinación de movimientos”, agregó.
El malabarista callejero señaló que le dedica de tres a cinco horas al día a su trabajo y que en ese lapso se cambia de crucero, según como vaya el día con la cooperación voluntaria de las personas.
Luis Enrique expresó que además del malabarismo también sabe hacer collares artesanales, aretes, brazaletes y dijes.
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