Con la imposición de la ceniza, la Iglesia Católica inicia el periodo de Semana Santa, un tiempo idóneo para la solidaridad y la caridad en la que participan los feligreses católicos, advirtió Martín Lara Becerril, vocero general de la Diócesis de Querétaro.
“Este miércoles de ceniza es un día en el que entramos en este nuevo tiempo litúrgico, tiempo en el que se destaca la importancia de la caridad y bondad, así como el nivel espiritual, emocional y personal que este tipo de fechas tienen para la comunidad católica, donde hay oración y abstinencia de carne.
«La costumbre de este día es ayunar, que consiste en no comer y abstenernos de una comida, para que esa comida que evitamos, los pobres tengan una comida en su boca. El segundo signo es la abstinencia de carne y el tercer lugar es el signo de la ceniza, que consiste en poner sobre la cabeza el símbolo de la fragilidad».
Este, resaltó, es un tiempo idóneo para la solidaridad y la caridad, un tiempo para la vivencia espiritual, que se traduce en prácticas de piedad porque la resurrección de Cristo es la liturgia más rica.
Detalló que con hoy comienzan los 40 días en los que los feligreses se preparan para vivir la pasión, muerte y resurrección de Cristo en la Semana Santa
“Los siguientes viernes, los feligreses hacen ayuno y no consumen ningún alimento con carne roja, sin embargo, la Cuaresma también se puede experimentar a través del sacramento de la confesión, actitudes positivas o la oración”.
Recordó que a diferencia del año pasado cuando aún se encontraban en pandemia por el COVID-19, la imposición fue presencial, pero no acudió el 100 por ciento de los católicos por las restricciones que prevalecían en ese momento.
“El año pasado, el aforo en las iglesias fue de 85 por ciento debido a las medidas sanitarias que en ese momento aún prevalecían, sin embargo, ahora ya están abiertas al 100 por ciento las iglesias para la imposición de la ceniza”.
La participación de los católicos fue intermitente, es decir, por horas los templos se abarrotaron, pero hubo lapsos en los que no había mucha gente.
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