El día de ayer el narcotraficante mexicano Eduardo Arellano Félix, exjefe del Cártel de Tijuana, fue liberado de una cárcel federal en Pensilvania en la que cumplía una condena de 15 años por cargos de lavado de dinero y conspiración para el uso de ganancias ilícitas en Estados Unidos.
El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, el pasado martes ya había anticipado que el narcotraficante no sería deportado a México ya que existía la posibilidad de convertirse en «testigo protegido”.
Aunque inicialmente había sido condenado a 15 años de cárcel, su sentencia se redujo como resultado de su amplia cooperación con las autoridades estadounidenses, que comenzó en mayo de 2013 cuando se declaró culpable.
Arellano Félix se encontraba en una prisión federal de baja seguridad en Allentown, Pensilvania, según los datos de BOP (Agencia Federal de Prisiones) .
«La información que tenemos es que se le cambió el estatus», indicó el secretario de Relaciones Exteriores en rueda de prensa.
«Pero sí cambiaron el estatus, y quiere decir que no va a ser deportado hacia México el miércoles», aseguró.
En este sentido Donald Murphy, vocero de BOP, dijo a Efe (agencia de noticias internacional) que “no proporciona información adicional sobre los reclusos que no están bajo custodia del BOP”.
Si no es deportado, deberá ser supervisado por agentes de libertad condicional durante los tres años siguientes a su liberación, según los términos de su sentencia.
Arellano Félix, «El doctor», era el principal responsable financiero de la Organización Arellano Félix (OAF) que enviaba toneladas de cocaína y marihuana al norte de Estados Unidos y ganó poder en una época especialmente sangrienta de violencia transfronteriza. El cártel de los hermanos Arellano Félix monopolizó las rutas de tráfico de drogas durante más de 20 años a través de Tijuana, en el noroeste de México.
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