El actor francés Jean-Paul Belmondo ha fallecido el día de hoy en su casa a los 88 años, según ha informado la agencia de noticias Agence France-Presse, que cita al abogado del intérprete “Estaba muy cansado desde hacía algún tiempo. Se apagó tranquilamente”, Michel Godest.
En Belmondo fue un icono de la modernidad que trajo consigo la Nouvelle Vague, por otro lado, el protagonista de películas taquilleras pensadas para el gran público.
Su cambio de carrera, del cine de autor al comercial, provocó multitud de críticas entre los cinéfilo desde que se abrió camino.
“Cuando un actor tiene éxito, la gente le suele echar en cara que ha tomado el camino fácil, que no quiere tomar riesgos ni hacer esfuerzos. Pero si fuera sencillo llenar las salas, la industria cinematográfica tendría una mejor salud financiera. No creo que yo haya hecho basura: el público no es tonto ni mi carrera habría durado tanto”. Y apostillaba: “Las dos vertientes son buenas. Igual que en la vida, un día se llora y otro día se ríe”.
Cuando las cosas no marchaban bien en el cine, a finales de los ochenta, volvió al teatro. En 1991 compró su propia sala en París, y apareció en unas 40 obras (en cine trabajó en 90 películas).
El protagonizaba sus propias secuencias de acción, de esa faceta nacen títulos como El magnífico, El incorregible, El profesional, El hombre de Río o El clan de los marselleses.
En 2016, con el León de Oro de Honor del festival de Venecia, aseguraba: “Mi secreto es no pensar en el pasado. Yo pienso en el mañana. A lo largo de mi vida lo he hecho y lo he tenido todo. No tengo remordimientos. He hecho todo lo que quería hacer y hoy amo las cosas que tengo: la vida, el sol y el mar”.
Be the first to comment