Katia Lemus Barajas
En un ejercicio de sororidad de mujeres; mamás, hijas, tías, hermanas, abuelas, sobrinas y amigas, se dieron cita en las inmediaciones del monumento al estudiante para participar en la marcha programada para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y denunciar violencia de género, desaparición de personas y exigir justicia por las víctimas de feminicidio.
Uno de los grupos de feministas que se manifestó por las principales calles del Centro Histórico reunió a más d 3 mil mujeres de todas las edades, las profesiones, los oficios, colores de piel y cabello, estatura y preferencias sexuales.
Mujeres que participaron en la manifestación tomaron las calles de Hidalgo, Ezequiel Montes, y avenida Constituyentes para expresarse en su día y al ritmo de los tambores, los contingentes bailaron y brincaron al tiempo en que las oficiales de movilidad cerraban la circulación.
En una de las paradas que hicieron sobre la avenida Ezequiel Montes, una de las líderes leyó en alta voz un manifiesto en el que se solicitó a las autoridades del Gobierno del estado activar la alerta de género en Querétaro.
“No daremos un paso atrás porque las mujeres seguimos pagando con nuestras vidas los costos de este sistema patriarcal. No olvidamos y no perdonamos por eso en el marco del Día Internacional de las Mujeres la red de Mujeres Organizadas Autónomas Colectivas e Independientas estamos aquí reunidas, reconociendo la diversidad y pronunciándonos en contra de toda violencia de la ignorancia y la invisibilización”.
En la misiva que se leyó se asegura que el gobierno del estado tiene una deuda histórica con ellas por ello, le solicitaron cumplir con deber ético, político, social y jurídico para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
“Ustedes son los que osan representarnos por ello hacemos un enérgico llamado a las autoridades locales, estatales y federales a activar la alerta de violencia de género contra las mujeres”.
Al término de la lectura, una de las participantes quien iba vestida con ropa color camel que simulaba andar desnuda comenzó a llorar y sin decir palabras fue abrazada por sus “hermanas” que estaban junto a ella, pues sabían que esas lágrimas eran porque alguien la había lastimado.
Algunos nombres de presuntos agresores sexuales fueron pintados en las calles por donde pasó el contingente, incluso algunos panfletos fueron colocados en los postes donde se exhibía el rostro de quienes fueron señalados como abusadores.
Poco antes de llegar al punto establecido, un pequeño grupo de mujeres rayó las paradas del Qrobús sin causar alguna otra afectación.
En su paso, las mujeres fueron apoyadas por hombres y mujeres que solo veían pasar los contingentes en los que participaron mujeres embarazadas, con hijos a quienes llevaban de la mano y en carriola y agradecían el valor de salir a la calle a protestar y pedir un alto a la violencia.
Algunas otras personas se solidarizaron con las mujeres y ofrecieron agua embotellada la cual fue aceptada y agradecida por las manifestantes que agarraban fuerza para seguir brincando y gritando consignas en las que se pedía no criminalizar las manifestaciones.
Finalmente el contingente llegó al Centro Cultural Gómez Morín en donde fue informado que otro grupo de feministas estaba del otro lado de la ciudad y que ya había realizado disturbios y pintas en el jardín Zenéa y el tanque como es conocida la glorieta que se ubica sobre Avenida Zaragoza, poco antes de llegar a los Arcos.
La gran mayoría de las asistentes a la marcha se manifestó de manera pacífica.
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