
A la edad de 100 años murió el expresidente de Estados Unidos, Jimmy Carter fue el primer futuro presidente que nació en un hospital y tuvo una niñez precaria.
Carter nació el 1 de octubre de 1924, hijo de James Earl Carter Sr. y Lillian Gordy Carter, que vivían en una casa sin electricidad en el pueblo de Plains, en el sur de Georgia.
Fue el mayor de cuatro hermanos y creció durante la Gran Depresión en el segregado Sur profundo, jugaba con niños afroamericanos, un factor que influyó en sus pensamientos sobre la integración y se reflejó en su carrera política.
Desde muy pequeño Carter mostró un talento para la música, el arte y la literatura, estudió tecnología de reactores y física nuclear en el Union College de Schenectady, Nueva York y fue asignado a la fuerza submarina.
Sirvió en las flotas del Atlántico y del Pacífico antes de que el almirante Hyman Rickover, el cascarrabias “Padre de la Armada Nuclear”, lo designara como oficial superior de la tripulación de precomisionamiento del Seawolf, el segundo submarino nuclear estadounidense.
Después de dejar el servicio activo en la Marina en 1953, Carter pasó tiempo criando a sus hijos, administrando la granja de maní familiar y dando sus primeros pasos políticos, ganando la elección para el Senado de Georgia en 1962.
Perdió la nominación demócrata para gobernador ante el segregacionista Lester Maddox en 1966, pero se postuló con éxito para el mismo cargo cuatro años después.
Carter, demócrata, ejerció un solo mandato entre 1977 y 1981, pero perdió la reelección frente a Ronald Reagan. Tuvo grandes logros como pacificador lo que le valió el premio Nobel de La Paz en 2002 co su fundación que luchó por los derechos humanos.
Sin embargo, en la presidencia de Carter es recordado como los cuatro años incumplidos, sacudidos por los golpes que recibió la economía y la posición de Estados Unidos en el extranjero.
El exmandatario demócrata conectó con muchos votantes por su promesa de no engañar a los estadounidenses tras el caso Watergate y tras la derrota de Estados Unidos en Vietnam.
La popularidad de Carter disminuyó tras la crisis de rehenes de 444 días en Irán, en la que estudiantes revolucionarios se burlaron de la superpotencia estadounidense al retener a docenas de estadounidenses en Teherán.
El malestar estadounidense provocado por la crisis se vio exacerbado por los problemas internos de Carter, entre ellos una economía lenta, inflación y una crisis energética.
Sin embargo, su legado más duradero podría ser el de estadista trotamundos y pionero de los derechos humanos durante un infatigable “retiro” de 43 años, en el que contribuyó como pacificador de innumerables conflictos mundiales a través de la Fundación Carter.
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