Miguel Gallardo y Khalid Osorio
La reforma eléctrica enviada por el presidente Andrés Manuel López Obrador pretende cambiar la preferencia que tienen las empresas privadas para el despacho de energía eléctrica a través de las líneas de abasto de la Comisión Federal de Electricidad.
En la reforma eléctrica del 2013 determinó que la energía más barata puede subir a la línea de transmisión. Ahora se pretende que sea la CFE quien tenga preferencia. Además de asegurar el 54 por ciento del mercado para la empresa paraestatal.
Se trata de una reforma constitucional que requiere mayoría calificada para su aprobación, es decir, dos terceras partes de votos favorables.
Asimismo, la reforma contempla declarar al litio como un mineral estratégico que es propiedad de la nación, así como su explotación. No se podrán otorgar contratos a particulares nacionales o extranjeros.
El grupo parlamentario de Morena y los partidos aliados no cuentan con esta mayoría, requieren sumar a 57 diputados de oposición para lograr su aprobación.
La oposición anunció en días pasados que el bloque conformado por PAN, PRI y PRD votaría en contra de la reforma eléctrica.
La discusión en el pleno de la Legislatura comenzó con el quórum necesario para su celebración al tener 488 diputados. Todas las fuerzas políticas asistieron al llamado. Posteriormente se incorporaron 11 legisladores; solo faltó uno del Partido del Trabajo.
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