Tras más de tres meses detenido y el descubrimiento del Boson de Higgs, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), ha reanudado la colisión de protones y se mantendrá las 24 horas en funcionamiento por casi cuatro años para recrear y estudiar la densidad que había los primeros 10 microsegundos después del Big Bang, el fenómeno que dio inicio al universo.
Los haces de protones, es decir, las partículas del núcleo del átomo, se acelerarán a una velocidad cercana a la de la luz y circularán en direcciones opuestas en el anillo de 27 kilómetros, enterrado a 100 metros bajo tierra en la frontera entre Francia y Suiza.
Durante los experimentos, los detectores instalados en el LHC registrarán las colisiones de protones -hasta 1.600 millones por segundo-, que son las que producen las partículas efímeras que explican el funcionamiento de la materia. Cuanto más violentas son estas colisiones, más permiten «romper» las partículas para identificar sus componentes y sus interacciones.
De esta forma, la investigación favorecerá el estudio del plasma de quarks-gluones (QGP), un estado de la materia que solo existió en los primeros 10 microsegundos después del Big Bang.
El LHC se mantuvo durante los pasados tres años en trabajos de mantenimiento y mejoras.
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