Las autoridades ucranianas denunciaron este la existencia de cámaras de tortura para menores en Jersón, región ucraniana aún bajo control parcial de Rusia, en las que se había ejercido presión psicológica y física en las víctimas.
En total, se han localizado 10 de estas cámaras, precisó el delegado de Derechos Humanos en el Parlamento ucraniano, Dimytro Lubinets, y señaló que unos 12 mil niños ucranianos habían sido llevados a Rusia desde que comenzó la invasión, de los cuales, 8 mil 600 de ellos salieron del país por la fuerza.
El funcionario, que ha presentado una serie de informes sobre estas supuestas torturas, destacó que las condiciones eran peores que los sitios de confinamiento investigados en otras áreas recuperadas. «Documentamos que a los niños les daban agua solo cada dos días”, acusó.
Además de que prácticamente no les daban comida, usaban en ellos presión psicológica. “Les decían que sus padres los habían abandonado y que no regresarían”, indicó.
Estas informaciones coinciden con el último reporte de niños muertos desde el inicio de la invasión rusa, cifra que según la fiscalía ucraniana se sitúa en 447 fallecidos, mientras que la de heridos asciende a 856.
Fuente: DW
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