Las manifestaciones en Lima, Perú, han provocado numerosos enfrentamientos y un espectacular incendio. La mayor represión sigue en las provincias del interior, donde murió otro joven, el número 55 desde que empezó la crisis.
Un contingente de 1 mil 800 policías se desplazaron por el centro histórico con la misión de aminorar el impacto de la denominada Gran Marcha de los Cuatro Suyos que reunió a diversas organizaciones civiles del sur del país.
Por primera vez, se iba a producir una movilización multitudinaria desde las regiones hacia la capital. La esperada marcha se convocó para las cuatro de la tarde en diversos puntos de la capital, lo que provocó que no alcanzara el objetivo, pues los manifestantes no llegaron al palacio de Gobierno ni al Congreso.
Por la tarde se produjo una gran represión en Abancay, una avenida estratégica que conduce hasta la sede del Poder Legislativo. No hubo víctimas, pero sí algunos heridos.
Poco antes de las ocho, la plaza San Martín comenzó a arder y en medio de la confusión, la policía recuperó terreno, cercando otra vez la plaza. A medida que el fuego se fue apagando también se disolvió la marcha. Se necesitaron más de cinco autobombas y tres cisternas de agua para controlar el incendio. Un grupo de vecinos que no se identificaron señalaron que el siniestro fue provocado por una bomba lacrimógena.
Mientras las llamas del edificio teñían de rojo el cielo de la capital peruana, la presidenta Dina Boluarte, satanizó la protesta al remarcar que se trata de “unos malos ciudadanos que buscan quebrar el Estado de derecho, generar caos, desorden y tomar el poder”. Y aseguró que “el Gobierno está firme y su gabinete más unido que nunca”.
Fuente: El País
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