Tras el cierre del relleno sanitario de la Villa de Zaachila, la ciudad de Oaxaca, capital del estado, catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, actualmente enfrenta un grave problema de acumulación de basura en sus calles.
El problema se inició cuando vecinos de la agencia municipal Vicente Guerrero acordaron la suspensión de actividades en el vertedero, que operó durante 40 años, con el argumento de que su vida útil había concluido y generaba contaminación en perjuicio de los ciudadanos.
Cuando se dió el cierre definitivo del depósito de basura no se permitió el acceso a ningún camión, por lo que el servicio de recolección de basura fue suspendido. En respuesta a esto, los recolectores de basura privados han seguido laborando, arrojando los desechos en la ribera del río Atoyac, a espaldas de la central de abasto, sin que ninguna autoridad haga algo para evitarlo.
Al mismo tiempo, Francisco Martínez Neri, presidente municipal de Oaxaca, anunció a los ciudadanos que la separación de la basura sería obligatoria y que los vehículos recolectores sólo se llevarían los residuos orgánicos en tanto se contaba con un lugar para instalar el nuevo relleno sanitario, que supuestamente estaría resuelto para el 20 de octubre, pero hasta el momento el servicio continúa suspendido.
Habitantes de distintas colonias y agencias, así como comerciantes de la central de abasto comenzaron a sacar desechos a las calles, mientras que los “basureros” alternos en el bosque El Tequio y en el predio donde se construye un cuartel de la policía superaron su capacidad, sin que hasta el momento se tenga una solución para eliminar toda la basura que ya inunda las calles de la ciudad.
Fuente: La Jornada
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