Las presiones inflacionarias persisten a pesar de los esfuerzos por parte de la Reserva Federal para contenerlas, ya que, en junio, los precios al consumidor en Estados Unidos registraron una tasa anual de 9.1%, superando las expectativas del mercado, las cuales anticipaban una tasa anual de 8.8%. El dato observado en el sexto mes del año supone nuevamente un nivel máximo en 41 años, desde 1981. Así se descartó que el pico de los precios al consumidor se hubiese dado en mayo de este año.
Durante el mes, el aumento en la inflación estadounidense estuvo principalmente impulsado por los precios de los energéticos, los cuales reportaron un repunte anual de 41.6%, en particular destaca el aumento de 98.5% del precios de los combustibles, los cuales han estado presionados por el conflicto bélico en Ucrania. Asimismo, los precios de los alimentos también aumentaron de manera importante en 10.4% anual.
Este dato de la evolución de los precios al consumidor de junio sorprendieron negativamente a los analistas del mercado, pues, la persistencia de las presiones inflacionarias en el país sólo ejercen más presión para que la Reserva Federal endurezca su postura monetaria mediante aumentos en la tasa de interés de referencia, hecho que sólo aumenta las posibilidades de que la economía estadounidense caiga en una recesión.
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