DEBATE PRESIDENCIAL

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oscar calderon

Tenemos la experiencia de EEUU donde un debate puede cambiar la tendencia de voto debido a que siempre hay una gran cantidad de ciudadanos indecisos, además, de esa cualidad norteamericana de no tolerar la mentira, aunque se permitan otras acciones que son peores.

¿En México, cuál es la real influencia de los debates entre los votantes?
Aunque salten algunos comentaristas, los que siguen los debates y realizan post-debates son las personas altamente politizadas, que prácticamente tienen decidido su voto.

No demos más rodeo al asunto y vamos a analizar el debate:
Formato: El debate fue francamente aburrido, los candidatos hablaron de lo que quisieron, con slogans ya predefinidos y en el poco tiempo dedicado a contestar las preguntas que “supuestamente” realizó la gente (hay un tema en que estoy seguro que no es la prioridad de los mexicanos), las respuestas fueron superficiales o que se podía solucionar con dinero (becas, bonos, etc.), no entrando en el fondo del asunto ni dando soluciones que perduren en el tiempo.

Como formato fue mejor el de CDMX que éste presidencial.

Los conductores del debate: Si bien los dos conductores son periodistas de prestigio, el formato del debate los convirtió en simples observadores, ya que para dedicarse solamente a leer las preguntas que se seleccionaron y tomar el tiempo de los candidatos, ellos no son necesarios, lo podría realizar un software o mejor aún, una IA.

¿Quién ganó el debate?
Nadie, los tres fueron sumamente aburridos, superficiales y toscos en sus planteamientos, aquí sus asesores deben mejorar considerablemente. Estoy consciente que los partidarios de cada uno de los candidatos no estarán de acuerdo conmigo, pero mi apreciación es totalmente imparcial.

Lo bueno y lo malo de los candidatos en el debate.

Claudia: Llegó al debate como “puntera” en las preferencias de voto, por lo tanto ella no debía entrar en discusiones ni menos contestar cuando se le atacaba, lo cual realizó muy bien. Lo negativo, es lo que ella transmite como ser humano, tal como la definió Xóchitl, transmite ser una persona muy fría, lejana, inmutable ante cualquier problema que sufran los mexicanos, “una dama de hielo”. Debe mostrar más empatía con los mexicanos, que la sientan partícipe de sus sueños o pesadillas.

Jorge: Fue muy plana su participación, sus propuestas y ataques a las otras candidatas, fueron muy light, no logrando llamar la atención en ningún tema.

Xóchitl: Según las encuestadoras, Xóchitl, llegaba segunda en la intención de votos, por lo tanto, su misión era sacar de sus casillas a Claudia y que entrara en una franca discusión con ella, esperando grandes equivocaciones de Claudia, pero, no lo logró. Otro ítem negativo, fue lo superficial de los ataques, no basta con nombrar el tema hay que transmitirlo con sentimiento para lograr empatía con la gente en los ataques. Lo positivo, fue la candidata que “mencionó” más soluciones que los otros dos candidatos.

Los tres candidatos: Como mencioné más arriba, el insistir en recalcar lo malo de los otros candidatos y lo superficial de las pocas propuestas presentadas, demostró que tienen una absoluta desconexión con la realidad y que no entienden los verdaderos problemas que se enfrentan día a día la gran mayoría de los mexicanos.

Una vez en EEUU me preguntaron por un candidato argentino y respondí que no tenía la altura para ser presidente, lo que quise decir, que para ciertos cargos como presidente de un país o gobernador de un estado se debe tener un bagaje correspondiente a la envestidura, no cualquiera puede ocupar ese cargo. Si nos ceñimos al debate, ninguno de los tres estuvo a la altura de un presidente de México.

La política puede ser fina o tosca, delicada o grosera, elegante o vulgar, también, puede ser real o imaginaria, concreta o superflua, con propuestas específicas o palabrerías que no dicen nada.

¿Cómo queremos que sea nuestro próximo presidente?

Newsweek

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